Lo que comenzó como un grito solitario se ha convertido en un rugido ensordecedor. La iniciativa Stop Killing Games, impulsada por el creador de contenido Ross Scott, ha superado la impactante cifra de un millón de firmas. ¿El objetivo? Frenar una práctica cada vez más común (y molesta) en la industria del videojuego: borrar juegos digitales del mapa sin dejar rastro.
Una chispa encendida por Ubisoft… y una comunidad que no olvida
Para muchos fans, Ubisoft ya no es solo el estudio detrás de Assassin’s Creed o Far Cry, sino también el detonante de una polémica que ha unido a miles de jugadores. La decisión de desconectar The Crew, dejando a quienes lo compraron sin posibilidad de jugar, encendió todas las alarmas. ¿Cómo es posible que algo que pagaste desaparezca sin más?
Y ahí entró en juego Stop Killing Games, una campaña que reclama lo más básico: si compras un juego digital, debería ser tuyo para siempre. Nada de depender de servidores que pueden caer, ni de políticas que eliminan títulos sin previo aviso.
Del formato físico al digital: un viaje sin marcha atrás… ¿pero con qué riesgos?
Quienes llevamos años en esto recordamos perfectamente la emoción de abrir una caja, oler el manual y poner el disco en la consola. Pero también sabemos que la comodidad de tener todo en digital es imbatible. Aun así, esta evolución ha traído una sombra preocupante: los juegos digitales no siempre te pertenecen.
Ni Steam —que lleva la delantera desde los 2000— ofrece garantías eternas. Y mientras Gabe Newell siga pilotando la nave, la comunidad respira tranquila. Pero otras compañías no inspiran la misma confianza, y ahí es donde la presión del usuario se vuelve clave.
La comunidad gamer, más unida que nunca
Lo que parecía una campaña más, tomó fuerza en tiempo récord. En menos de dos semanas, la iniciativa pasó de 500.000 a más de un millón de firmas gracias al impulso de YouTubers con audiencias masivas. Nombres conocidos del gaming se han sumado a la causa, haciendo que la bola de nieve crezca sin freno.
Y no es para menos. La propuesta no busca frenar el avance digital, sino hacerlo justo. Que si un título desaparece de los servidores, al menos podamos seguir jugándolo offline. Que si pagamos por un juego, no se nos quite como si fuera un alquiler con fecha de caducidad.
Europa, pon los ojos en esto
Con la mira puesta en alcanzar 1,4 millones de firmas antes del 31 de julio, Stop Killing Games está a punto de llegar al Parlamento Europeo con argumentos sólidos y una comunidad decidida. La petición pide a la UE y al Reino Unido que establezcan leyes claras para proteger los derechos de los consumidores digitales. Una especie de “patrimonio cultural jugable”, si lo quieres ver así.
Y es que en un mundo donde Mario, Halo, Kratos y hasta Geralt de Rivia nos han acompañado por generaciones, lo mínimo que merecemos es poder conservar nuestras aventuras.