Cuando hablamos de consolas de videojuegos, las expectativas son altas. La Nintendo Switch 2, la nueva joya de la marca, genera muchas expectativas entre los fanáticos. Pero, tras el análisis de iFixit, la sorpresa fue mayúscula. A pesar de los avances tecnológicos, la nueva consola se lleva una puntuación de 30% en reparabilidad, una caída drástica comparada con el 80% que logró su predecesora en 2017.
El motivo de este bajo puntaje es claro. Nintendo ha optado por un enfoque poco amigable para reparaciones. Piezas pegadas y soldadas dificultan el acceso a muchos componentes, y lo peor es que, Nintendo no ofrece repuestos oficiales para varios de esos componentes. Para colmo, no existe una lista oficial de piezas para la Switch original, a pesar de que lleva más de ocho años en el mercado.
El uso de pegamento es una forma económica de ensamblar los dispositivos, pero ¿realmente tiene sentido en una consola que no es barata? Nintendo opta por ahorrar costes, pero esto impacta negativamente en la facilidad de reparación. Otros competidores, como Valve y su Steam Deck, han demostrado que es posible un diseño modular, que permita reparaciones fáciles, sin elevar demasiado el costo.
Uno de los puntos más criticados es la decisión de no incorporar los joysticks de efecto Hall en los nuevos Joy-Con, lo que vuelve a abrir la puerta a los problemas de deriva. Además, iFixit comenta que, aunque los nuevos controles son más duraderos, el proceso para desmontarlos es más complicado, lo que dificulta la reparación en casa.
Sin embargo, no todo es negativo. Si eres habilidoso, algunas piezas como el ventilador o los puertos son más fáciles de reemplazar. No obstante, la batería principal está pegada con tanta fuerza que cualquier intento de cambiarla probablemente terminará rompiendo algo.
Parece que Nintendo quiere que los usuarios envíen sus consolas para repararlas o que simplemente compren una nueva. Si pensamos de manera un poco más crítica, podemos sospechar que Nintendo espera que los usuarios actualicen a una versión OLED de la Switch 2 en el futuro cercano.
La reparabilidad no solo afecta las puntuaciones de los especialistas. Tiene un impacto directo en la sostenibilidad. Una consola fácil de reparar reduce los residuos electrónicos, prolonga la vida útil del dispositivo y hace que más personas puedan acceder al hardware sin tener que comprar uno nuevo con frecuencia. Por el contrario, el modelo de Nintendo promueve un ciclo de obsolescencia acelerada.
Como fanáticos de Nintendo, esta decisión nos deja con un sabor amargo. Mientras otras marcas apuestan por la facilidad de reparación, Nintendo parece haberse quedado atrás en este aspecto, centrándose más en el diseño que en la longevidad de sus productos. Si bien la consola sigue siendo una excelente opción para los jugadores, no podemos ignorar que la sostenibilidad y la reparabilidad quedan en un segundo plano. ¿Será este el futuro de la Switch 2? Lo que está claro es que, como siempre, las decisiones de diseño tienen un impacto mucho mayor del que parece a simple vista.
