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Apple y PlayStation: El olvidado día en que Steve Jobs presentó un emulador de videojuegos en 1999

Apple PlayStation Steve Jobs

En enero de 1999, durante la MacWorld Expo en San Francisco, Steve Jobs protagonizó una de las presentaciones más inusuales en la historia de Apple. En un movimiento inesperado —y para muchos, olvidado—, subió al escenario para mostrar al mundo una herramienta que convertía un iMac en una consola PlayStation completamente funcional: Virtual Game Station (VGS).

Desarrollado por la empresa Connectix, este software emulador permitía ejecutar juegos originales de PlayStation directamente desde sus CD-ROMs en computadoras Mac. La demostración en vivo dejó atónita a la audiencia, no solo por su funcionalidad, sino por el hecho de que era Steve Jobs —conocido por su control meticuloso del ecosistema Apple— quien estaba promocionando un producto que, en esencia, traía a una plataforma rival directamente a su terreno.

Jobs introdujo el emulador con una frase provocadora:
“¿No sería genial si pudiéramos jugar también algunos de sus juegos?”, refiriéndose al exitoso catálogo de Sony. Acto seguido, afirmó que VGS “convierte tu Mac en una Sony PlayStation”, y anunció un precio agresivo de solo 49 dólares, menos de la mitad de lo que costaba una consola nueva en ese entonces.

Apple y el videojuego: Un terreno históricamente árido

Para comprender la magnitud de este movimiento, hay que recordar que en los años 90 Apple tenía una posición marginal en el mundo del gaming. Mientras que en Windows proliferaban títulos icónicos como Half-Life, StarCraft o Diablo, la oferta para usuarios de Mac era escasa. Algunas desarrolladoras como Bungie (aún antes de ser adquirida por Microsoft) ofrecían soluciones parciales, pero el ecosistema de Apple simplemente no era atractivo para los gamers.

Fue en ese contexto que Aaron Giles, un programador de Connectix, se propuso en 1998 un reto ambicioso: emular la arquitectura de la PlayStation en Mac. El hecho de que ambos sistemas utilizaran discos CD-ROM facilitaba el proceso a nivel físico, pero el verdadero obstáculo estaba en la BIOS —el núcleo del sistema que permite la interacción entre hardware y software.

Giles optó por una solución legalmente astuta: desarrolló desde cero una versión funcional del BIOS de PlayStation utilizando ingeniería inversa, evitando copiar directamente el código original de Sony. Esa decisión sería crucial cuando el conflicto legal estalló.

Una presentación tan técnica como provocadora

Durante la keynote, Jobs cedió la palabra a Phil Schiller, entonces vicepresidente de marketing de Apple, quien resaltó la capacidad del emulador para ejecutar juegos “de forma rápida y económica, simplemente insertando el disco”. La demostración de Crash Bandicoot 3 corriendo en un iMac G3 a 233 MHz fue un espectáculo técnico: fluidez total, sin necesidad de hardware adicional ni modificaciones.

El rendimiento del emulador impresionó incluso a los más escépticos. Para quienes entienden el mundo de la emulación, la hazaña era enorme: VGS funcionaba como un traductor en tiempo real, reinterpretando cada instrucción diseñada para la arquitectura de la PlayStation y convirtiéndola en comandos entendibles para un Mac. La eficiencia de este proceso —especialmente en una época con recursos computacionales mucho más limitados— fue notable.

Sony no tardó en contraatacar

El entusiasmo no duró mucho. Apenas unas semanas después del anuncio, Sony demandó a Connectix alegando violaciones de derechos de autor por emular el funcionamiento interno de su consola. El caso fue respaldado por otras compañías como Nintendo, SEGA y 3DFX Interactive, preocupadas por el precedente que podía sentar.

El 27 de enero de 1999, un tribunal ordenó la suspensión inmediata de las ventas de VGS y la incautación de las copias existentes. Sin embargo, Connectix apeló con éxito: el tribunal determinó que la ingeniería inversa aplicada al desarrollo del emulador no violaba el copyright, y que el proyecto estaba protegido bajo el principio de uso legítimo (fair use).

Esta resolución marcó un hito en la historia legal de la emulación. Se estableció que, siempre y cuando no se copie código protegido, es legal crear emuladores comerciales. Un principio que, con matices, aún rige en la actualidad.

La respuesta final de Sony: comprar al enemigo

A pesar del triunfo legal, Connectix no tuvo tiempo para celebrar. Antes de que VGS pudiera regresar al mercado de forma estable, Sony compró los derechos del emulador. El objetivo no era incorporarlo a sus productos ni potenciar su uso en Mac: simplemente querían eliminarlo del mapa.

Con esa compra, VGS desapareció oficialmente, pero su impacto permanece como un capítulo fascinante —y poco recordado— de la historia de Apple. Fue una de las pocas veces que Steve Jobs permitió que una consola ajena compartiera protagonismo con el ecosistema Mac, y un ejemplo de cómo la innovación técnica puede colisionar con las realidades del mercado y el poder corporativo.